Hemos hablado de la dieta sin GLUTEN, CASEÍNA y SOYA y sus beneficios para los niños autistas, pero también hay otros tipos de dietas que pueden favorecer a nuestros hijos. Te propongo que leas y después definas cuál es la que más les conviene más.
La DIETA BIOMEDICA
La deficiencia Inmunológica, los tratamientos a base de antibióticos y corticoides y la mala alimentación, entre otras cosas, rompen el equilibrio en los procesos intestinales, se altera el sistema enzimático, no se pueden absorber los nutrientes adecuadamente y proteínas que no pudieron ser procesadas, pasan al torrente sanguíneo para ser derivadas al cerebro.
Este fue el descubrimiento del Dr. Paul Shatock en los años 70, cuando diagnosticaron a su hijo de dos años con Autismo, siendo farmacólogo y con amplios conocimientos de Bioquímico le realiza análisis de laboratorio a su hijo. Y fue precisamente el Dr Shatock quien sostiene que estas proteínas no procesadas, al llegar al cerebro, son depositadas en las neuronas alterando el sistema sensorial actuando como toxinas.
Basado en estos este descubrimiento, la chef argentina Make Oyarzo Salazar creó el concepto de la cocina biomédica a partir del diagnóstico de autismo de una de sus hijas, permite el consumo libre de todos los alimentos naturales como la quinoa, arroz blanco o integral, carnes rojas y blancas, frutos secos, así como también todo tipo de alimento orgánico, enfatizando la NO utilización de alimentos procesados industrialmente.
Las 7 claves de la cocina biomédica:
1. Evitar los alimentos enemigos. Son los productos relacionados con alergias alimentarias: el gluten, la caseína (lácteos de vaca), la soya, el azúcar, levaduras, químicos, colorantes y conservantes. ¿y la carne? Si te cuesta eliminarla por completo, los expertos dicen que como máximo la comas una vez por semana. Un buen corte es el osobuco, que es rico en colágeno y el pollo, solo los agro-ecológicos.
2. Aumentar los alimentos aliados. Básicamente, todos los que no sean refinados ni procesados. El cuerpo humano es 70% agua, y los alimentos que la vehiculizan nos aseguran buenos nutrientes. Cuantas más verduras y frutas, frutos secos y semillas, aceites como oliva y de coco y legumbres, mucho mejor. ¿Harinas? La que más se usa es la de trigo sarraceno, considerado el futuro de las harinas, porque no tiene carbohidratos y es alcalinizante. También las de amaranto, sorgo y quínoa. Leches vegetales.

3. Leer bien las etiquetas. Los edulcorantes, conservantes y aditivos sintéticos engañan al cuerpo, provocan hipoglucemia y obesidad, inhiben la química corporal (flora e hígado) e intoxican. Si lees en las etiquetas ingredientes como glutamato monosódico, soya, aspartame o jarabe de maíz, mejor evítalos.
4. Preferir siempre lo agro-ecológico. Unos 400 millones de litros de plaguicidas se liberan al año en los cultivos intensivos y solo una mínima cantidad fue evaluada por su impacto en la salud humana. Son contaminantes persistentes, que pueden incluso viajar en el ciclo del agua. Hoy, nuestro cuerpo soporta cerca de 300 químicos que el de nuestros abuelos no tenía. Sabemos que comprar orgánico puede ser más caro, pero ese dinero lo inviertes en salud y no en medicación. También si puedes hacer una pequeña huerta en tu casa o comprar orgánicas aquellas frutas y verduras que traen mayor carga de pesticidas, por ejemplo: apio, frutilla, manzana, cítricos, morrones, peras y zanahorias.
5. Sumar probióticos. Los probióticos son las bacterias buenas que regeneran la flora intestinal. Puedes probar con preparados naturales como el chucrut y animarte al kimchi y el kéfir. También se consiguen algunos probióticos en la farmacia.
6. Revisar los utensilios de cocina. Nuestro cuerpo no puede excretar de manera natural los metales pesados. Por eso, utensilios de cocina con teflón y aluminio están descartados en este tipo de cocina, por la simple razón de que los metales pesados pasan a los alimentos. Entonces, hay que cocinar con vidrio, acero inoxidable o cerámica y preferir como métodos de cocción el horno o la cocción al vapor.
7. Usar filtros de agua. Para neutralizar o disminuir los químicos que puede arrastrar el agua corriente: aluminio, plomo, arsénico, mercurio. Algunos filtros están preparados incluso para usarse directamente en el tanque de agua. También puedes reemplazar el champú y la pasta de dientes por otras marcas sin gluten y sin caseína.
En general la cocina biomédica tampoco permite el gluten, el azúcar, la lactosa, la proteína de la leche de vaca, la soja debido a su condición transgénica, pero le agregamos todos los alimentos procesados, los colorantes, los aditivos, todo más natural.
Los aditivos prohibidos en esta dieta son: Colores y Sabores artificiales, BHA, BHT, EDTA, Glutamato monosódico (MSG), Nitratos y Nitritos, Ácido fosfórico, Bromato de potasio, Quinina, Olestra, Polisorbato 60, 80, Sulfitos, Vainilla (sabor artificial), TBHQ, Endulzantes artificiales; aspartame, sucralosa, sacarina.

En materia de alimentación, ya lo tenemos claro: somos lo que comemos. Para vivir saludablemente, sabemos que hay que comer frutas y verduras, tratar de decirles no a los azúcares, el gluten y los alimentos procesados y refinados y evitar las carnes.
Aquī te dejo la historia de Make Oyarzo Salazar