EL ESTÓMAGO, UN SEGUNDO CEBRERO?
En el estómago existen 100 millones de neuronas, muchas más de las que tiene la columna vertebral y es por eso que al estómago se le llama «segundo cerebro». De hecho, el 95 por ciento de la serotina, uno de los neuro-transmisores mas importantes del cuerpo está en el intestino. También posee su propia red de células que permite poner en contacto el sistema digestivo y el cerebro, a través de los nervios vagos, informando de todo lo que transita por el. Se ha comprobado que en el intestino también hay células madre adultas que pueden reemplazar a las neuronas que mueren o son destruidas.
Los mejores ejemplos de la conexión entre el cerebro y el estómago: mostramos un comportamiento más agresivo cuando tenemos el estómago vacío; el estómago “se cierra” en una situación estresante o sientas “mariposas” ante el amor.

PORQUE CAMBIAR LA DIETA?
Los niños con TEA tienen una probabilidad cuatro veces mayor de sufrir problemas gastrointestinales que el resto de la población.
En algunos casos de autismo, hay mutaciones genéticas que cortan la actividad de la serotonina, que es una molécula que actúa como neurotransmisor, llevando señales de una neurona a otra.
Muchos niños autistas son problemáticos a la hora de comer y de ir al baño. El hecho de ser muy restrictivos con la alimentación convierte la hora de la comida en una lucha sin piedad para que el niño coma algo. No le gusta cierta comida por su textura, olor, color, temperatura, o cualquier otra cosa. A veces, alimentos que comían ayer, hoy deciden que ya no lo quieren.
Otro de los problema que existe, es un mal nivel de masticación, ya sea por una hipotonía de la mandíbula o una conducta excesivamente laxa, y una mala masticación genera una mala digestión. Y estas situaciones pueden combinarse.

Es muy común encontrar a niños y niñas que tienen una alimentación poco variada y por tanto poco saludable y terminan con estreñimiento.
El cambio de dieta puede mejorar la calidad de vida de los niños con autismo.
Se ven mejoras en la digestión, en las habilidades cognitivas y en su comportamiento. Pueden dormir mejor, comienzan a hablar o a tener un lenguaje más fluido y eliminación de pensamientos confusos.
Yo personalmente creo que no existe ningún riesgo hacer un cambio de dieta, es más, lo veo beneficioso. Cuando supe que esta dieta existía, lo quise probar con Emma, aunque su neurólogo me dijo que nada de esto había sido comprobado científicamente, lo hice igual, y aunque ella tampoco nunca presentó problemas de estreñimiento y tenía (y tiene) un muy buen comer!. Pensé que si probaba la dieta por lo menos dos meses (no tan estricta en un principio, mientras ella y yo nos acomodábamos a este nuevo sistema) no iba a ser dañino para ella. Después de casi 1 año he visto resultados. Debo decir que no la sigo tan estrictamente, porque entre el goloso de su padre y sus hermanos alrededor, es muy difícil no darle un pedacito de chocolate de vez en cuando!