
En los últimos años, se está estudiando el beneficio de la terapia acuática adaptada para niños autistas, partiendo del principio de que la terapia en el agua es una óptima herramienta para favorecer la integración sensorial de estímulos. Permite al niño disminuir la ansiedad por separación y establecer vínculos de relación e intercambio socio comunicativo con sus terapeutas, sus padres y sus iguales.
En nuestro caso Emma disfruta muchísimo del agua, da la impresión que todos sus sentidos se abren, por lo que decidimos hacer una parte de su terapia física en una piscina. Esto ayuda en forma más efectiva al equilibrio y a proporcionar más fuerzas en sus piernas y músculos del estómago al tratar de mantenerse en pie, por el movimiento del agua.